sábado, 26 de octubre de 2013

Premio Gerardo Diego de Poesía para Pilar Verdú

Nuestra socia y colaboradora Pilar Verdú del Campo ha obtenido el premio Gerardo Diego 2013, fallado en el día de ayer en Soria.


Francisco Caro Sierra, Premio Leonor de Poesía, y Pilar Verdú, Premio Gerardo Diego para autores noveles El autor Francisco Caro Sierra se ha alzado con el trigésimo segundo Premio Leonor de Poesía de la Diputación Provincial de Soria por el poemario 'Cuerpo, casa partida' mientras que el Premio Gerardo Diego para Autores Noveles ha recaído en Pilar Verdú del Campo por la obra 
"Axis Mundi".

Francisco Caro Sierra, Premio Leonor de Poesía, y Pilar Verdú, Premio Gerardo Diego para autores noveles

El jurado, compuesto por Emma Rodríguez, Carlos Aganzo y José Carlos Mainer, ha calificado los dos poemarios galardonados como dos "libros excelentes" de una "poesía exigente" que los tres escritores tenían además entre sus "destacados". Rodríguez ha asegurado en concreto que los dos libros premiados transmiten "emoción y son capaces de detenernos en determinados instantes y ver el mundo con la mirada detenida". Por su parte, Carlos Aganzo ha querido poner de manifiesto que son libros "absolutamente contemporáneos, de nuestro tiempo y con una poesía que continúa con la gran tradición poética española".

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/1959418/0/#xtor=AD-15&xts=467263



Nuestra enhorabuena a la autora!!!!!!!!

martes, 22 de octubre de 2013

CONCILYARTE Y LA MOSTRA VIVA




CONCILYARTE VA A PARTICIPAR ESTE AÑO EN LA MOSTRA VIVA DE CINE DEL MEDITERRÁNEO CON UN RECITAL DE POESIA SOBRE CINE.

Intervienen:

Anastasia Kontratevidi

Gregorio Muelas

José Antonio Olmedo

Juan Pablo Zapater

Juan Ramón Barat

María José Pastor

Mila Villanueva

Pilar Verdú

Rafa Correcher

Sara Juárez.

Conducirá el acto: Gloria de Frutos.

Acompañamiento musical y temas: ENCLAVEDEBLOG.

Marketing y Publicidad:  OCIOURBANO


SERÁ  EL PRÓXIMO  DIA 3 DE NOVIEMBRE A LAS 12 DE LA MAÑANA EN LA SALA MATILDE SALVADDOR  (LA NAU)

Os esperamos...



jueves, 10 de octubre de 2013

Juan Pablo Zapater, nuevo socio de Honor de Concilyarte

Después de la presentación de sus poemarios "La velocidad del sueño" y "La Coleccionista", en la
tarde de ayer en la SGAE, Juan Pablo Zapater fue nombrado socio de Honor de Concilyarte.


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Aquí os dejo uno de los poemas de "La Velocidad del Sueño" (de mis preferidos)

ULTIMAS NOTICIAS DEL VERANO.

Los dedos perezosos de las nubes
van pasando esta tarde lentamente
las páginas del cielo.

Sobre el gris azulado de su fondo
se escriben ilegibles las bandadas
de pájaros que anuncian, mientras huyen,
las últimas noticias del verano.

Sentado en la terraza
observo las columnas de bañistas
desertando del mar, como si fueran
soldado que se sienten ya vencidos
y arrastran con el paso fatigado
el cadáver del sol a sus espaldas.

Son escasos los días, quizá horas,
aquellos que les quedan,
pronto irán preparando el equipaje
como quienes han sido desterrados,
otra vez a fínales de septiembre,
al país del otoño.

Yo también sufriré su mismo exilio,
pero antes de irme
bajaré hasta la playa a medianoche,
me tumbaré despacio boca arriba
y con un gesto inútil por detener el tiempo
cerraré mis dos puños en la arena
que estará ya tan sólida y tan fría
como el beso metálico en los labios
de un marinero muerto.





domingo, 6 de octubre de 2013

Premio "Ciudad de Salamanca" para Juan Ramón Barat.


Mañueco da a conocer el ganador del Premio Ciudad de Salamanca de Novela
Foto Europa Press


El escritor valenciano Juan Ramón Barat (Socio de Concilyarte) acaba de obtener el premio de novela "Ciudad de Salamanca" con su obra INFIERNO DE NEÓN, una historia descarnada sobre la trata de mujeres en la España actual. La dotación del premio es de 15.000 euros y, además, la obra será publicada por una editorial de prestigio. Más información: 

viernes, 4 de octubre de 2013

Comentario de Elena Torres sobre la poesía de Ana Noguera


De izda. a drcha.Mila Villanueva, Ana Noguera, Gloria de Frutos y Elena Torres.


Me gustaría compartir con vosotros las emociones y sensaciones que me han provocado la lectura de los versos de Ana:
Y tal vez las más cercanas sean éstas de “Sentido y sensibilidad”:
“Elinor era extremadamente comprensiva y poseía una gran serenidad de juicio…además tenía buen corazón, carácter afectuoso y encendidos sentimientos, aunque conocía diestramente el arte de gobernarlos…
Marianne, sensible e inteligente, era, no obstante, apasionada en todo y no hallaba mesura en sus alegrías o sus penas. Era generosa, amable, llena de interés; todo, menos prudente.”

La fusión de estas dos grandes heroínas de Jane Austen, el sentido común y la sensatez de una y la sensibilidad y la pasión de la otra, serían los rasgos propios de la escritura de Ana Noguera. 
Un entramado de pasiones y complicidades que nos ofrece en su prosa, con su primera novela “Un lunar en el labio” en la que muestra lo irreal como algo cotidiano, haciéndonos intuir  lo mágico en ese “Reino solidario de mujeres” que comparten un lunar en el labio que sólo se borra cuando se cumple su deseo: encontrar su camino, que no es otro que el de hallarse a una misma…

Sentido y Pasión que nos ofrece ahora en su Poesía, llena de infinitos matices que nos revelan ese elemento mágico que a veces convive con lo real y nos asoma a lo insondable del alma humana.
Decía José Manuel Caballero Bonald que un poema es “Una Península rodeada por todas partes de lectores excepto por un brazo de tierra llamado autor”

Desde allí, el poeta debe crear experiencias vivas, útiles para el sentimiento. Eso es lo que hace Ana Noguera: Nos ayuda a vivir más intensamente.
Desde la cotidianidad, desde la claridad, desde la temporalidad, con temas próximos…porque la poesía debe ser útil. Debe expresar una verdad que se resista al olvido, que permanezca en nuestra memoria. Y de esa complicidad sabe mucho nuestra autora.
Ana interpreta la realidad a partir de sus emociones, desde un impulso íntimo (sueño, encuentro, recuerdo, deseo…) inicia el poema y elige el verso inicial que mejor expresa ese sentimiento.

La lectura de Ana se divide en cinco bloques en los que ha agrupado 22 poemas en temáticas, de la siguiente manera:
El primer grupo lo forman seis poemas reunidos con el título: “De la vida y la muerte”, en los que aborda esos dos grandes temas que, como filósofa, son…ineludibles. Hay un concepto de filosofía estructurado en torno al sentido de la vida: Una Filosofía de la vida y por tanto de la muerte, que busca un saber imprescindible pero indefinible de antemano.
Aristóteles lo calificó como un “Conocimiento que se busca”. Y la autora lo expresa en su primer poema “Adivinanza”:
“Si supieras…
te quedarías huérfano de vida”.
Más tarde, Schopenhauer, en su obra “El amor, las mujeres y la muerte” afirmaba que “Nacimiento y muerte pertenecen igualmente a la vida y se contrapesan. El uno es la condición de la otra. Forman los dos extremos, los dos polos de todas las manifestaciones de la vida.”
La vida es un gran desencuentro y “hay desencuentros de los que nunca se aprende, nos confiesa Ana en el poema “La tristeza de la traición”, pero a pesar de todo, no hay desencuentro sin antes encuentro y por eso la vida es un regalo efímero:
“Todo…Es un regalo sin más pretensión
que disfrutarlo con la sabiduría
de percibir que mañana no será nuestro”
Y si la muerte es el contrapunto de la vida, la poeta plasma esa verdad en el poema y suscita sensaciones como por ejemplo, un olor penetrante de colonia puede evocar la muerte de las cosas que queremos en “La colonia de los muertos” o un informe médico puede presagiar un temido desenlace en el poema” ¿Por qué yo?”
Y así, el último poema “Donde existe la muerte” nos lo confirma:
“La muerte sólo existe entre los vivos”. Así son sus reglas. Pero Ana prefiere en vez del pesimismo de Schopenhauer en “El amor, las mujeres y la muerte”, ese otro título “El amor, las mujeres y la vida” de Benedetti, porque como él dijo: “Contra el optimismo no hay vacunas”.
Y si el Amor puede ser la compensación de la Muerte, el segundo bloque de cinco poemas, lo afirman desde el primero de ellos: “Haber amado” que nos recuerda el gran endecasílabo de Lope de Vega: “Eso es amor; quién lo probó lo sabe”.

Aquí los sentidos se convierten en protagonistas para “aspirar el aire ajeno…lamer el borde de los labios…imaginar cada centímetro que el tacto guarda entre sus huellas…”
Un Amor que también siente el miedo y la desconfianza “de sentir que se escapan los años entre los días”
Un amor que se arriesga y juega e improvisa, como dice el poema con este título tan sugerente: “Una copa de jazz entre mis manos”:
“Sin los errores cometidos
no habría llegado a disfrutar
de una copa de jazz entre mis manos”
Un amor que sabe de ausencias, de añoranzas y de soledad porque “Hay ausencias cuya fuerza traspasa el presente”.
Un amor que a veces asume la norma del deseo de no cumplirse porque 
entonces deja de ser deseo: “Hay amores
que no pasan del vaivén de la mirada
mecidos por el viento de un deseo
que no llega a consumarse”.
Amores que nos seducen con los cinco sentidos porque la seducción es una pasión o un destino. Jean Baudrillard nos lo advierte: Seducir es fragilizar, es desfallecer. Seducimos por nuestra fragilidad…por el vacío que nos obsesiona”.Esa nada que es todo y que Ana nos muestra a través de suaves asonancias y encabalgamientos que rompen el ritmo de sus versos. 

En la tercera parte, “DE LA CRISIS” Ana nos propone una poesía comprometida humana y socialmente, cercana a la poesía social de los 50
de Ángela Figuera: “Mi reino es de este mundo. Mi poesía /toca la tierra y tierra será un día. /No importa. Cada loco con su tema”.

Ana se aproxima con una poesía libre de artificios y depurada a esa crisis de valores desde la “Desesperanza”:
“Abrí el mar/ para ver que escondía/ tanta agua acumulada”…para descubrir que “Eran las rabias mordidas/ en el filo de los labios”.
Rabia  o impotencia del “Desclasado” que nos ofrece un paquete de pañuelos para acercarse a nuestra conciencia asignada, o las “Esclavas” que desde la prostitución perciben cómo “Ese olor pegajoso del asfalto/ se burla de la amargura” o la angustia de un superviviente que confiesa con “Sólo cuatro palabras:/ Hoy me han despedido”…
Y sin embargo, esa desesperanza inicial culmina en otra esperanza en el poema titulado “Primaveras”, en el que a través de acertadas anáforas nos promete que hay primaveras nuevas, que “alteran el calendario…con nombre propio”

Llegamos a la cuarta parte, DE LA LOCURA Y LOS CRÍMENES, con un poema extenso, de casi 90 versos, atípico tanto en forma como en contenido en su poesía: “Anatomía de un asesinato” que parece intuir que la Poesía es también locura que desborda el lenguaje:
“Destaparon el tapón de mi existencia…
Ningún progenitor puede intuir
si el frasco destapado será veneno o perfume” 
Igual que Patrick Süskind creaba ese oscuro personaje que podía arrancar el alma fragante de las cosas y dominar el corazón de los hombres porque:
“Hay en el perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras”.
Así las palabras de Ana nos llevan desde la crueldad del primer crimen a la indiferencia de lo que inevitablemente se repite:
“No reconozco aquella muerte…el periódico no entiende de pasiones”.
Pero la autora si entiende de ellas y nos lo demuestra en la última parte: DEL VERANO Y OTROS CALORES con cinco poemas que son una
cálida vidriera, un mosaico ardiente sobre el que quedan las brasas de un verano que liquida su precio. Porque ,y con palabras de Ana, a veces la felicidad se camufla en esa nada vaporosa que nos sosiega o en esa intención de saborear de lo tenido, lo mejor, o entre recuerdos apretados por la edad y amigas que suspiran sorbiendo el vino blanco de la vida o en esa foto amarilla por el paso del tiempo que devuelve a la autora a los brazos cálidos de la infancia mientras se pregunta “Dónde están mis recuerdos”.
“Engranajes de la mente” que estructuran el tema del tiempo, la memoria y el olvido: “Quisiera saber si es posible no olvidar nunca” para hallar respuesta en “La feliz nostalgia que nos da la vida”.
Y una siente, después de leer estos poemas algo parecido a lo expresado en estos versos de Alajandra Pizarnik: 
“Memoria iluminada, galería donde vaga/ la sombra de lo que espero”.
O tal vez lo que habita en los versos de Chantal Maillard: 
“Y hay como un sueño/ esperando ser soñado/ justo detrás del dolor”.
Porque la Poesía es hacer verosímil un sueño. Lo dijo Pessoa en su Tabaquería:”No soy nada/ Nunca seré nada/ No puedo querer ser nada/ Aparte de esto tengo en mí todos los sueños del mundo” 
Así, esas “Quimeras” que Ana nos regalaba en su primer poemario en los 90 se han hecho realidad en estos versos de 2013.





ELENA TORRES

jueves, 3 de octubre de 2013

Presentación poemarios de Juan Pablo Zapater el próximo día 10 en la SGAE.


Foto
Juan Pablo Zapater con Emiliano Montaña, (Ayuntamiento de Rocafort)


Después de su recién estrenado premio de la Crítica literaria 2013 en la modalidad de poesía, Juan Pablo Zapater presenta su poemario "La Velocidad del Sueño" el próximo día 10 en el Salón de Actos de la SGAE.

Acompañarán al autor Pepe Cervera y Rafa Correcher.

Transcribo la loa de Juan Luis Bedins a "La velocidad del Sueño" que el mismo leyó en la entrega de los Premios el pasado día 27 de Febrero en el Ayuntamiento de Rocafort:


¡Qué feliz coincidencia! Hace dos años, me correspondió hacer la loa del autor premiado en poesía con el Premio de la Crítica Literaria Valenciana: Antonio Moreno, a quien hasta entonces no conocía personalmente. Voy a reproducir exactamente el primer párrafo con el que comencé, ya que en él cito a nuestro autor premiado este año:
“Dicen y nos repiten hasta la saciedad que estamos en crisis. Y es cierto. Padecemos una fuerte crisis económica, social y política. Como nos comentaba el poeta Juan Pablo Zapater a unos amigos en una cena, la crisis es sobre todo una crisis moral. La excesiva ambición del ser humano, su enfermiza envidia, su ilimitado afán de poder y de riqueza, ha tenido como consecuencia que amplios sectores de la población padezcan el azote del paro, de la depresión y del ejercicio funambulesco y casi milagroso de poder llegar a fin de mes”.  ¡Qué feliz coincidencia! Hoy me toca realizar la loa a Juan Pablo, a quien me une un profundo afecto, crecido y madurado con nuestra amistad, desde que nos conocimos a comienzos de los años noventa del pasado siglo; relación que ha tenido también sus eclipses parciales en el tiempo, que han discurrido en paralelo a la relación de nuestro poeta galardonado con la extraviada y felizmente recuperada poesía.
Cuando leemos libros como LA VELOCIDAD DEL SUEÑO, es fácil que nos asalte la duda: ¿pero qué crisis tenemos? ¿Hay crisis con joyas literarias como esta? Y es que obras así, de este calado moral y literario, nos redimen y nos reconcilian con la vida. Decía el maestro Caballero Bonald que “las prisas en literatura son como la carcoma”. Parece que Zapater ha hecho suyo este pensamiento y lo ha llevado al límite en su puesta en práctica. Dos libros publicados: desde el primero, en 1990, titulado LA COLECCIONISTA, hasta el segundo, en 2012, titulado LA VELOCIDAD DEL SUEÑO, veintidós largos años; con lo cual nos ha demostrado que la carcoma de la prisa, de la que hablaba Caballero Bonald, no ha hecho mella en la extraordinaria calidad, en la luminosa creatividad y en la hondura literaria de Juan Pablo Zapater.
Si en la tribuna que yo ocupo esta tarde se encontrara el maestro renacentista Fray Luis de León, comenzaría su loa, sin duda, con su “Decíamos ayer…” “Decíamos ayer”, nos diría Fray Luis, que un joven poeta había obtenido el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe a la Joven Creación, con un libro de poemas, original y arriesgado, que fue muy valorado por un jurado presidido por Octavio Paz, quien dijo de la obra, titulada LA COLECCIONISTA, que era un libro excepcionalmente original, y que le interesó, sobre todo, por la complejidad psicológica y por la forma indirecta con que el autor nos cuenta una historia. Y el sabio de la Vida retirada, continuaría relatando que nos hallamos hoy celebrando y haciendo entrega del Premio de la Crítica Literaria Valenciana en la modalidad de poesía, galardón obtenido el pasado mes de mayo, a ese mismo Juan Pablo Zapater, veintitrés años después. Al mismo poeta, con más edad, con mayor cúmulo de experiencia, y por tanto, con un gran bagaje de sabiduría.
LA VELOCIDAD DEL SUEÑO corresponde a la poesía reposada, reflexiva, más bien de corte clásico, formalmente admirable, de gran calado estético y ético, de ritmo marcado y musicalidad en su cadencia, con sorprendentes y deslumbrantes metáforas, cuya composición parece surgir del rapto divino, en el que se conjugan la inspiración más complaciente y el trabajo más concienzudo. Si a todo esto unimos el impecable juego métrico del autor, combinando versos imparisílabos de arte mayor y de arte menor, sobre todo, sus impresionantes endecasílabos, y en menor medida los heptasílabos que aligeran el ritmo o dan un respiro al alto nivel de exigencia que impone el discurso lírico. Y si a más abundar, añadimos un cierto tono melancólico en gran parte del trabajo, obtendremos las claves que Juan Pablo Zapater ha utilizado para diseñar la arquitectura de este libro de poemas que se ha hecho acreedor del Premio de la Crítica Literaria Valenciana de este año 2013.
Mucho se ha especulado, lo he escuchado y lo he leído, sobre si fue Juan Pablo quien abandonó a la Poesía tras LA COLECCIONISTA, o si por el contrario, fue la propia Poesía quien dejó de lado al “poeta que ama La Mujer, la hace existir, la crea”, como dijo el desaparecido José Miguel Arnal en la primera presentación del libro, en diciembre de 1990. Por cierto, que este libro de culto ha sido reeditado este mismo año por una nueva editorial recién aparecida, Leteradura, que la lleva un grupo de
amigos del círculo del Café Malvarrosa: José Luis Falcó, Toni Moll, Carmen Monteagudo, Víctor Segrelles y Wences Ventura. El resultado de su trabajo ha sido magnífico. Además, esta reedición aparece con un esclarecedor y soberbio prólogo de Vicente Gallego. Aprovechando que nuestro autor ha obtenido el Premio de la Crítica Literaria Valenciana, consideraron con acierto que era conveniente editar de nuevo su primera y única obra, con el fin de que los lectores de poesía conociéramos con mayor profundidad a Zapater y pudiéramos observar su evolución en tan amplio margen de tiempo.
El libro premiado este año, LA VELOCIDAD DEL SUEÑO,  comienza con un poema clave y significativo, una reflexión cargada de intenciones, una poética magistral para enlazar pasado y presente tras muchos años de silencio. Ese poema se titula LA EXTRAVIADA, que no deja lugar a dudas sobre a quién se está refiriendo el poeta. Y en él se pregunta: “¿Fui yo quien te perdí?” Para después descargarse del lastre de la culpa y afirmar: “Nadie te huye / si no le das la espalda,…”. Con lo cual, el autor parece trasladar el peso de la responsabilidad del abandono al desinterés de la propia Poesía por acercarse a él. Tal vez fuera más de esta manera, pero yo creo sinceramente que en una relación de pareja, en este caso poeta y poesía, ambos tienen su cuota de responsabilidad.
El libro está perfectamente estructurado: dos partes de quince poemas cada una de ellas; treinta poemas que nos hablan de la vida, de cómo esta transcurre a la velocidad del sueño; y con la vida, expresa detalles y momentos del acontecer cotidiano: la familia, los amigos, las creencias, los acontecimientos del pasado, los seres ausentes, y hasta la propia literatura: la Poesía, que tras haberla extraviado durante tantísimos años, toma conciencia de que al fin ha regresado a su vida, en el mismo poema que abre el libro: “Hoy has vuelto, tan honda y luminosa / como yo te recuerdo, sin dejarme / ni entonar un reproche”. En LA VELOCIDAD DEL SUEÑO Zapater evidencia, además de su experiencia, su técnica, su oficio, su sentimiento, su saber hacer, su inigualable sentido del ritmo y de la musicalidad, evidencia, repito, que es, en palabras de Arturo Tendero, un poeta estrófico, que disfruta ilustrando sus reflexiones con imágenes a la vez muy visuales y muy elocuentes. El libro está formado por grandes poemas, versos excepcionales; y son bastantes los que yo destacaría. Pero por citar alguno, además del ya mencionado LA EXTRAVIADA, señalaría
también CARTA PARA UN AMIGO, dedicado a Vicente Gallego, y EL OLVIDO DEL ÁNGEL, uno de los poemas más impresionantes que he leído y que concluye con una imagen fantástica y sobrecogedora: “… parecen perdonarme los olvidos / de tus no cumpleaños, / las nanas que a mi voz nunca le oíste / en las noches cantar y por no darte / en aquel hospital y aquella hora / una cuna en la tumba de mis ojos”.
La rapidez del paso del tiempo, la fugacidad con que transcurre la vida, son temas que han preocupado, incluso obsesionado a nuestros poetas a lo largo de la historia. Así, en el Siglo XV, Jorge Manrique nos dirá en la segunda estrofa de sus famosas Coplas por la muerte de su padre que la vida transcurre tan veloz que  “si vemos lo presente / cómo en un punto se es ido / y acabado, / si juzgamos sabiamente, / daremos lo no venido / por pasado”.
 En ese poema inicial ya comentado, aparecen las referencias poéticas de Juan Pablo Zapater, sus influencias, entre otras muchas, que tal vez hayan sido vitales en su formación: Salinas, Aleixandre o Neruda son reconocibles en alguno de los versos de este poema.

 La primera parte del poemario se titula LIBRO DE HUÉSPEDES, y en ella, como afirma José Luis Morante,  se despliega un tono reflexivo que habla del devenir como ventana abierta. (…) Así llega el amor y se van gestando los aportes sentimentales que fortalecen la identidad. La existencia es un estar transitorio que solo deja alguna leve huella. Y la segunda parte del libro, titulada ROSAS PARA OTRAS MANOS, trata el símbolo de la rosa, la flor por excelencia utilizada por los poetas del Barroco, de nuestro Siglo de Oro, Góngora y Quevedo, Lope y Calderón, entre otros,  para expresar el veloz paso del tiempo, la rapidez de la vida, la caducidad de las cosas y la fugacidad de la belleza y de la juventud. De ahí que supuren un cierto tono melancólico los poemas.

 LA VELOCIDAD DEL SUEÑO es un libro de madurez, y por tanto, en palabras de Morante, entrecruza temas y motivos de raíz vivencial; la conciencia del tiempo está presente a cada paso. Carlos Alcorta, escritor y crítico literario, destaca la intensidad de los poemas que forman el libro, y este colma con creces las expectativas del lector más exigente. Por su parte, Fulgencio Martínez sitúa a Zapater entre aquellos jóvenes poetas de la experiencia, como Vicente Gallego, con quien inició su andadura poética en la revista La Pluma del Águila, y Carlos Marzal; todos ellos continuadores de poetas con mayor recorrido en esta poética, como Eloy
Sánchez Rosillo y Luis García Montero, y desde luego, dignos discípulos del magisterio de Francisco Brines. Destaca Fulgencio Martínez que las huellas de la edad en el autor han dado paso a un tono de poesía meditativa, casi siempre dialógica, y coloquial.

 La metáfora de la vida, como hotel donde los huéspedes van de paso, y de la vida como sueño, nos habla de esa concomitancia tan propia del Barroco a la que me acabo de referir. Sin embargo, Juan Pablo añade el sema de la velocidad, más propio de nuestra época. Por último, quiero referir la reflexión del también poeta Álvaro Valverde, quien analiza el libro como una composición de poemas largos de tempo lento, escritos con mirada serena y honda melancolía, que seducen por su ritmo, acompasado al latir de un corazón que acusa el inevitable paso del tiempo, las enseñanzas de la edad, con un estilo clásico a su modo, más celebratorio que elegíaco, de tono metafísico, de sesgo meditativo; una poesía muy apegada a la tierra y a la experiencia terrenal.

 Para finalizar mi intervención, quiero felicitar efusivamente a Abelardo Linares, poeta y editor, quien al frente de la editorial Renacimiento, de Sevilla, ha ganado la mano al resto de editores, alguno de ellos muy avezado en el mundo editorial, y se ha marcado un tanto de lujo al publicar el volumen número 113 de su colección “Calle del aire”, el soberbio e impecable trabajo poético, LA VELOCIDAD DEL SUEÑO, que ha supuesto el flamante regreso de Juan Pablo Zapater a la poesía, y que le ha llevado a obtener el Premio de la Crítica Literaria Valenciana del año 2013. 

 Mi más cordial y sincera enhorabuena a Juan Pablo Zapater. Muchas felicidades por este premio y mucho éxito en el futuro.

                                                                           Juan Luis Bedins