Dentro del recital "El salto místico" el poeta Vicente Gallego nos sorprendió con la lectura de este texto:
Padre nuestro que estás
en la altura profunda en que las almas
se encuentran siendo una en el Espíritu,
claro suene tu Nombre,
por el que el hijo advierte tu linaje,
niega el suyo de duelo y en ti nace.
Desvela aquí tu reino, vean todos,
donde abrimos los ojos temporales
a la madre en que fías tu cuidado,
que un amor infinito nos defiende.
Tu gobierno se cumpla y nuevamente
nos conceda al rendirnos la victoria
de acordarnos con él y vernos libres.
El pan de cada día danos hoy,
y danos el partirlo y compartirlo
sabiendo que no falta,
aunque todo en el mundo le faltase,
tu alimento al que en ti se siente humilde.
Perdónanos la ofensa de rogarte
que te abajes y obligues al perdón,
tú que sabes querer sin condiciones,
y pon tu corazón tan en el nuestro
que no quede un segundo para agravios
y sólo en más amar
y más agradecer hallemos deuda.
No nos dejes caer en la opinión;
mas líbranos del mal
y líbranos del bien, haznos tan simples
que la muerte no pueda
distinguirnos de ti, Padre viviente
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