De izquierda a derecha: Mila Villanueva, Juan Luis Bedins, Maruxa Duart, Ana Devis y José Vicente Peiró. |
Se presentó con éxito en el salón de actos de la SGAE, el pasado 30 de Mayo, el libro de relatos de Maruxa Duart: "Las cosas no son lo que parecen" en un acto conjunto de las Asociaciones Clave y Concilyarte.
La autora dedica esta obra a: "Quienes fueron y son injustamente tratados, demolidos, torturados o muertos por conciencias poco limpias". También está dedicado a su Xátiva natal
José Vicente Peiró y Ana Devis hicieron una magnifica exposición de estos relatos históricos, donde también se mezcla la fantasía y donde la autora cuestiona con gran imaginación las diferentes culturas y creencias religiosas.
(Presentación de José Vicente Peiró)
Los cuentos de Maruxa Duart se caracterizan por una suntuosa presencia de lo sobrenatural y lo enigmático. Unas veces es la muerte, otras lo inescrutable, otras la dimensiones externas a la realidad. La historia en ocasiones y la vida contemporánea sobrepasan los límites de la realidad para buscar nuevas dimensiones que expliquen el comportamiento humano. Porque, como dice el título del libro, "las cosas no son lo que parecen".
"El senil desvalijador y su homólogo contrabandista" se construye bajo la estratosfera del misterio incomprensible para una mentalidad racional. En él aparece un elemento fundamental: el ave. En este caso un ave carrañera que será implacable con los cerebros, en una metáfora de que lo inteligible puede ser devorado por lo irracional. Ese viaje final en barca es un paseo a lo enigmático para el lector. El argumento del relato queda engullido por la atmósfera. Los personajes son trasuntos de ideas sobre la fugacidad del tiempo, sobre el efímero paso por el universo terrenal. Queda ello certificado por “Sharta”, el siguiente relato de la obra, donde la religiosidad oriental queda trascendida por el propio sistema de reencarnación que el personaje trata de de subvertir.
De importancia es el tema de la mujer. La problemática personal como el embarazo, por ejemplo, o las relaciones con los hombres. La mujer como un ser más entre los marginados y subyugados, igual que quien piensa de otro modo, que quien intenta hacer avanzar a la sociedad o es simplemente “diferente”. Eso está en los relatos de Maruxa Duart.
La transgresión es un elemento común. El inconformismo, la búsqueda una sociedad donde la diferencia no sea un lastre para la vida. Si no existe transgresión no hay progreso ni inteligencia, nos dice Maruxa.
La obsesión, la miseria humana, la intolerancia, el desprecio hacia el extraño o a lo desconocido, el enigma, la lucha de seres desvalidos, el tiempo, el planteamiento religioso, la vida entre dimensiones distintas, de todo eso nos habla Maruxa. Con un estilo que parece heredado en ocasiones del relato cortazariano, que no significa lo mismo que escrito por Cortázar, dado que este empujó toda una afición por el relato donde no nos es dado comprender lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, yendo un poco más allá de esa idea borgiana procedente de Schopenhauer por la que no nos es dado comprender toda la realidad.
Son relatos con estructuras firmes: explicación, acción, conclusión. El germen del cuento. Tienen siempre una misma disposición, con un estilo donde se mezclan diversos registros lingüísticos. Casi siempre en tercera persona, sin excluir la primera y el monólogo. Destaca la estructura teatral de "La Pardala", recreación de la leyenda castellonense muy bien trazada. Hay que reivindicar el cuento. Seguimos considerándolo como género narrativo menor y, en más ocasiones de las deseables, como un género de aprendizaje, cuando en realidad es un género de grandes maestros como Poe, Horacio Quiroga y Borges. Está claro que el cuento tiene un prestigio más bajo: error del crítico creyente en que la novela tiene mayor dificultad de creación. Viendo algunas novelas que se publican e incluso se venden por kilos, no entiendo esta opinión apriorística.La obsesión, la miseria humana, la intolerancia, el desprecio hacia el extraño o a lo desconocido, el enigma, la lucha de seres desvalidos, el tiempo, el planteamiento religioso, la vida entre dimensiones distintas, de todo eso nos habla Maruxa. Con un estilo que parece heredado en ocasiones del relato cortazariano, que no significa lo mismo que escrito por Cortázar, dado que este empujó toda una afición por el relato donde no nos es dado comprender lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, yendo un poco más allá de esa idea borgiana procedente de Schopenhauer por la que no nos es dado comprender toda la realidad.
Uno de los relatos: "La hija de Abel Luhá", fue premiado por Ayuntamiento de Xátiva en el Certamen de relatos 2013 "Las mujeres hablan": Así comienza:
No sé quien eres pero necesito hablar. Soy Fashia. Nací en el tiempo de las piedras que no en el del Diluvio. Oí, según contaban, que fui concebida por amor y que mi padre, Aben Luhá fue generoso conmigo. De mi madre, la oscura Zara, apenas tengo recuerdo pues murió cuando apenas contaba los dos años de edad. Entonces la crianza corrió a cargo de mi padre que inculcó en mí la parte varonil y guerrera. De sus tres mujeres no puedo decir que fueran malvadas porque ninguna era igual a la otra, tampoco excelentes para mí, pero se encargaron de que no me faltara el abrigo necesario ni tampoco leche y miel y tuve vestimenta decente....
Otro de los relatos históricos del libro, trata de una leyenda sobre Josefa Bosch, La Pardala, según la cual, el cuerpo de la joven ahorcada en la guerra del francés, desapareció el siguiente día de la ejecución, hallando en su lugar un pájaro. En realidad esta mujer fue una espía apasionada y convencida, alguien controvertido, a quien ejecutan en unas circunstancias poco claras, además del drama que padece, coetánea de Agustina de Aragón, es menos conocida pero muy querida en Castellón. La actriz María Ibáñez Fullana nos ofreció una genial representación de la misma.
Aquí os dejo un extracto del mismo:
Un diecisiete de Agosto fui ahorcada
una niña mujer de diecisiete que soy.
Quedaron los pobres donde huyeron los ricos.
Quedeme yo, fuéronse ellos.
Levanté mi voz tras los cortados,
me oyó la torre, me oí yo.
Me oyeron ellos que no pudieron,
también muertos que yo viviera.
Josefa Bosh, La Pardala, Agustina de Aragón, Nieves, Catalina...
que más da.
Mujeres azuzadas por el fervor popular.
Mujeres azuzadas por el fervor pulpital.
Mujeres todas y al cabo seducidas por libertad.
de justicia, un ideal fatal
porque no existe tal.
María Ibáñez Fullana representando "La Pardala" |
Eres como el vino, estás en todas las mesas...
ResponderEliminarAbracitos
Gracias Mila, y Jose Vicente, por esta preciosa y entrañable exposición.
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