sábado, 8 de febrero de 2014

Presentación de las lunas de Miles Davis de Rafa Coloma, por Rafael Correcher

El piansita Ricardo Belda y la cantante Cris Blasco acompañando al auor en una brilalnte exhibición de jazz.

(El pasado 5 de febero en el salón de Actos de la SGAE)



Queridos amigos:


Está claro que la poesía no es una ciencia exacta porque no se basa en reglas sino en intuiciones.

Se trata de realizar un viaje al fondo del conocimiento individual, para poner esta realidad propia en contacto con el mundo, y cada poema es, por ese mismo elemento vital que contiene, una nueva aventura.

Es como si se tratará de encarar la escritura con la ilusión del primer día, del primer poema. Lo malo es que una vez escrito, uno piensa inmediatamente si no será el último que escribe, porque muchas veces este oficio puede resultar agotador o no rendir los frutos que de él se esperan, pero en otras ocasiones la Poesía sabe recompensar a sus fieles con desprendida generosidad.

Con estas palabras quiero adelantarles que “Las lunas de Miles Davis” es un trabajo en el que mi buen amigo Rafael Coloma,  reinventa su escritura y se transforma en un navegante solitario en busca de la palabra exacta, esa capaz de revelar secretos o circunstancias que muchas veces nos pasan desapercibidas al resto de los mortales y que solamente el ojo atento del poeta es capaz de mostrarnos.

Rafael Coloma oficia pues, en este libro, una ceremonia que se basa en dos elementos fundamentales que constituyen la idea poética de esta obra: la interpretación de la soledad y la búsqueda de la propia identidad a través de las referencias y pistas que nos proporciona el mundo.

Y como buen observador, a través de la lectura y de la escritura, de la corrección infinita, del desasosiego que produce la duda, de la exploración del elemento humano pero dotado del manantial inagotable de su perseverancia, Rafael Coloma consigue en “Las lunas de Miles Davis” un producto poético bien hecho, el acabado final del orfebre entregado a su labor que, finalmente, separa el grano de la paja.

He visto a mi amigo Rafael Coloma participar de ese dolor interior que significa ser poeta y escribir, desnudarse de la carga insustancial de los prejuicios, renunciar a herencias y aceptar préstamos que recoge y utiliza sabiamente para tejer la trama de esta obra que lo ha tenido ocupado durante estos últimos cinco años.

Ahora nos entrega, generosamente, este excelente trabajo que habla de la memoria, del pasado y de la existencia.

Saint-John Perse, uno de los poetas reverenciados por Rafael Coloma y citado en estas “Lunas”, nos dice que: ”La poesía se niega a disociar el arte de la vida y el amor del conocimiento”

Las palabras que Rafael Coloma emplea en sus poemas nos reflejan como los espejos y sus criaturas poéticas renuncian a beber de las aguas del Leteo para olvidar el pasado. Ellos quieren sobrevivir a “su” ayer porque, y cito ahora a Jaime Gil de Biedma cuando dice que:

 “lo que caracteriza el pasado que la memoria pretende conservar, es su constante movilidad: Lo terrible es cuando uno considera el pasado como un patrimonio sólido e inamovible, como su única riqueza moral, y un buen día se da cuenta de que todo eso está en continua transformación”.

Ese pasado, esa reacción química se refleja en la composición de atmósferas aplastantes que estrechan sus paredes contra el lector, como si de una narración en prosa se tratara; pero no nos equivoquemos porque estamos hablando de poemas, pequeñas ollas a presión provistas de válvulas de seguridad instrumentalizadas mediante las sugerencias musicales, piezas de Jazz en su mayoría, que Rafael Coloma nos ofrece al inicio de cada poema.

Esa es la doble vía de este poemario, un acierto indudable y novedoso del poeta, que se implementa entre los versos, completando así la fuerza expresiva de la escritura.

De esta forma Rafael Coloma nos permite soñar, imaginar esos personajes que vagan por sus creaciones, interiorizar los poemas y ese desfile de falsas moralidades, de personajes tortuosos, de infancias soñadas, de adolescencias rebeldes, de experiencias amorosas en un medio, a veces hostil, otras indiferente, pero siempre bajo la advocación del escritor maduro y ya experimentado, y por supuesto, de la música de Miles Davis, Dizzy Gillespie, Art Tatum, Charlie Parker, Chet Baker y así hasta veinticuatro solistas de Jazz auténticamente únicos.

Pero siguiendo con mi comentario, recordarán ustedes que antes hablé de moralidades, y “La vida moral del hombre forma parte del tema para el artista; pero la moralidad del arte consiste en el uso perfecto de un medio imperfecto”, así se expresa Oscar Wilde en el prefacio que inicia su obra “el retrato de Dorian Gray”.

Rafael Coloma conoce estas palabras de Wilde, por ser el lector atento que es, y además, porque bajo muchos de sus, en ocasiones, breves poemas se esconde el infinito.

Otras veces sus silencios finales entre estrofas o capítulos son anillos previos de unión imperceptible, torrentes de ideas y luz en los que sus personajes buscan refugio para guarecerse del miedo a los sucesos, del terror a las palabras. Y sólo cuando ellos consideran que van a desbordarse de esa luz, obligan a Rafael Coloma a otorgarles el privilegio de la existencia entre sus versos.

Por eso, queridos amigos, cuando inicien la lectura de esta obra piensen que para ser poeta hace falta estar un poco fuera de tus cabales”, y no me malinterpreten cuando escribo estas palabras.

Me refiero a hacer uso de una disposición, de una entrega personal que reviste al autor de una infinita capacidad de asombro para afrontar la escritura del poema, pero enfocando esta tarea con la actitud más humilde, sabiéndose capaz de conjugar, en absoluta libertad, razón y sentimiento.

La Poesía se constituye así, en fuente de reflexión y análisis, muchas veces dolorosa y gratuita, que permite extraer la belleza de las cosas más terribles o mirar el mundo como si fuera la primera vez.

Esto último es en definitiva lo que logra, a través de un elaborado proceso, mí querido amigo Rafael Coloma en estas sus “Lunas de Miles Davis"





Foto: Ayer en la Sgae de Valencia, durante la presentación del nuevo poemario de Rafael coloma "Las lunas de Miles Davies". De izquierda a derecha: Mila Villanueva, Rafa Correcher y Rafa Coloma.
de izda a dcha Mila Villanueva, Rafael Correchr y Rafa Coloma


Una extraordianria velada poético-musical

Fotografías Jose A. Olmedo








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