domingo, 26 de febrero de 2012

Presentación de "Actos de Amor" por Vicente Gallego


El amor, como sucede con el tiempo, es una de esas cosas que, como decía San Agustín, todos creemos saber bien en que consisten mientras no se nos pida que las expliquemos. Y es que, en definitiva, el amor, el amor total, el verdadero, no puede explicarse, ya que es la explicación radical de todas las cosas, de cuanto somos y cuanto experimentamos. “Que el amor es lo único que hay, eso es cuanto sabemos del amor”, nos dejó escrito ese corazón amante que fue Emily Dickinson. El que ama con todo el corazón, ¿cómo va a pedir explicaciones? Ni a Dios ni a sus hermanos. El amor es la única inteligencia que resuelve toda duda y problema sin necesidad alguna de respuesta o solución. El amor, pues, no es otra cosa que el último regalo de la humildad; así como la humildad, por su parte, es el primer regalo del amor. El que ama y se rebaja está en su centro, en su morada y en su gozo. Y todo el que recoge o desparrama trabaja para él, porque el que ama nunca desea que las cosas y las gentes sean otra cosa que lo que son a cada paso. No hay otra posible omnipotencia. El hombre libre, el amoroso, abraza las cadenas de este mundo y convierte sus eslabones en un colchón de plumas. No hay otra posible libertad. Sólo el amor actúa, pues cualquier acto que no provenga de él carece de toda realidad al surgir su iniciativa de la ceguera de la ignorancia. El que no ama no conoce quién es él, y así ignora también quiénes son los otros. Desde de ahí, todos sus actos parten de un fantasma y tienen por objeto otra fantasmagoría. Por el contrario, el que ama, el que se conoce y reconoce en sí mismo a los otros, comprende y celebra que todos sus actos se reducen a uno solo, ya que el sujeto y el objeto de sus acciones se han fundido en una sola realidad incontestable, la del amor dándose a sí mismo a través de la alegría y del sufrimiento, de la vida y de la muerte.
Antonio Praena, contra lo que hoy es habitual, en la primera página de su hermoso libro titulado precisamente Actos de amor, cita las palabras sapienciales de Juan en su primera epístola: “Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”. Conocer a Dios, como bien sabe Antonio, él que ha consultado la soledad de los claustros y se ha vuelto hacia su fondo, no consiste sino en conocernos a nosotros mismos como una nada y menos que eso, puesto que la nada es algo aún y puede llamar a engaño. Así pues, no conocer a Dios, o por decirlo de otro modo, no amar al prójimo como a nosotros mismos, supone no haber llegado a la Vida, puesto que aquel que se ve separado de cualquiera de sus manifestaciones se ha separado de sí y se ha hecho reo de muerte, muerte a la belleza sin mácula que sólo aprecian los ojos puros, los que ven el resplandor de la unidad atravesando todas las sombras de la apariencia. Tomando la expresión de von Balthasar, el gran teólogo cristiano, Antonio escribe en el primer poema de su libro: “Amar y ser son actos coextensivos”. Entonces, ¿cómo dar cabal cuenta del amor si el amor, siendo idéntico al Ser, alienta y trabaja en lo invisible? Ahí sólo la poesía, el corazón del idioma, tiene la palabra; palabra que en este libro de Antonio encuentra su estirpe en la música; palabra musical porque discurre melodiosa, pero también porque su alma misma es el canto, la gratitud y la certeza. Estos tres son los dones del amor, amor que es Dios en acto puro, en su necesidad de darse en plenitud a cada uno de nosotros, para lo cual ha renunciado a ser esto o aquello y se goza de ser tal como es en cada una de sus personas, en el hombre, haciendo brillar el sol sobre justos e injustos.
Y a todos los abraza también la palabra de Antonio en este libro tan raro, raro porque no teme mostrar las llagas, las antorchas siempre temibles del sentimiento; raro porque afirma, en un tiempo donde sólo la duda tiene prestigio intelectual; raro con esa rareza que enaltece a la poesía verdadera. ¿No es ella misma un acto de amor, puesto que el poeta debe renunciar por completo a sí mismo, a sus razones y pensamientos, si quiere tener la más mínima oportunidad de escuchar su voz imprevisible, fulgurante? Escribe Antonio en un poema precisamente titulado Poética: “La parte más extraña en mi existencia / es esta parte misma que ahora exhalo. / Tan sólo al pronunciarla cobra vida. / Tan sólo sin mí mismo me define”. Y así, más adelante, en otro texto, dirá: “Nada debe el que canta permitirse / si no es acto de amor”. Acto, pues, de vaciamiento, de rendición al misterio vivo y propio de la palabra, porque toda palabra sincera es un eco del Verbo, de la inteligencia cósmica, del Ser en el que todos hallamos nuestro ser, y no por participación, sino en pura identidad lúcida y amante. ¿Cómo podría Dios entregársenos haciéndose de menos? Dios se nos entrega -conservando en nosotros toda su grandeza, que es la expresión de su perfecta humildad- al llevarnos a reconocer nuestra insignificancia. Únicamente cuando, como él, no pretendemos ser nada en concreto, podemos amar, asentir de corazón a los innumerables modos de ser en que se manifiesta lo Absoluto, porque ya no tenemos ninguna posición que defender. Es desde esta franqueza, tan radical como necesaria para la paz del espíritu, desde donde la palabra de Antonio descubre la pureza y la alegría de una vida que cualquiera hubiera tenido por paradigma del desastre; me refiero a la emocionante elegía que le dedica a un joven amigo adicto a la heroína y muerto prematuramente: “Yo quiero que descubras / en esa luz total que al fin todo lo explica, / que el llanto que se llora sobre el cuerpo de un hombre / engendra en el Edén arroyos de agua virgen / para aquellos que amamos en este valle oscuro. / Bebe en ellos, Javier, guerrero hermano mío. / Tú que estás en la vida, no te olvides de mí”.
¿Cómo es eso posible? ¿El muerto está en la vida? Esta discusión nos llevaría muy lejos y nunca llegaríamos a un acuerdo, pues no hay acuerdo posible sobre lo que sea la vida verdadera sino en el interior más desnudo del alma por ella iluminada. Y esa súbita iluminación de la naturaleza más profunda del alma humana, que la lleva a nacer en lo increado, ha sido el primer y último acto de Dios, que se entrega a nosotros sin salir de sí. Para el que esto siente y vive, no hay acto verdadero si no lo mueve ese impulso primordial. El acto verdadero, el acto de amor que canta Antonio con poca vergüenza y desusada intensidad, es siempre un sacrificio, un rendirle a la vida las que parecen nuestras iniciativas personales: “Y tú, cuando des una limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha”. Es difícil, al comentar estos versos, no aludir a lo esencial, y eso los honra.
Sí, este libro generoso de Antonio está lleno de gente, gente a la que su palabra, siempre precisa y apasionada, quiere tal y como es. Todos ellos están vivos, puesto que está llena de vida la palabra que los canta. El afecto es siempre realizador, inunda de realidad todo aquello que contempla, pues le concede la dignidad que merece y vierte en esa grata contemplación todo el asombro agradecido que lleva en sí. Sin embargo, por debajo del desfile de las gentes, vibra otro canto que lleva al libro a lo profundo, a la fuente de la que beben estos actos de amor, al interior recogimiento. Desde ahí es desde donde resplandece la verdad de los luminosos exteriores, de la piel y la carne de este mundo y de sus fascinantes criaturas. Hay que beber de esa fuente escondida para poder actuar en nombre del amor, para ser capaces, no sólo de entregar lo necesario, sino de darnos enteros en esa entrega.
Podría decirse mucho más de este libro raro que Antonio Praena nos regala, pero no seré yo el que siga demorando la escucha de sus poemas. Si acaso, y para sellar este testimonio de gratitud, os diré uno de sus versos, uno en el que, me parece, queda encerrada la esencia del verdadero acto de amor, que es rendición gozosa a la Verdad. Escribe Antonio, y todo el que se escuche en su simplicidad lo comprenderá más allá de toda duda, en la certeza humilde del corazón: “Buscaba soledad y he sido yo encontrado”.

Vicente Gallego


viernes, 10 de febrero de 2012

Presentación del Libro "Actos de Amor"


El jurado compuesto por los poetas: Joaquín Benito de Lucas, Pureza Canelo, Luisa Castro, Pablo García Baena, Angel García López y Antonio Hernández, concedió por unanimidad a este libro el XXII Premio nacional de Poesía "José Hierro".


Verdaderamente es un acto de amor cada poema de este libro y es conmovedor ver de que forma  el autor aborda temas como la ternura, la familia, la poética, la muerte o la despedida y todo salpicado de citas muy elocuentes.  (Mila Villanueva)
Es un libro verdadero que canta la unidad, y con muy hermosa musicalidad. (Vicente Gallego)
   

Os esperamos.....!

jueves, 9 de febrero de 2012

Mixture

 








Se inauguró el pasado viernes en "la Lola" la exposición de fotografías, poemas y pintura de varios artistas y poetas: Mixture.

En la foto Jesús (restaurador) y Mila Villanueva, presidenta de Concyliarte.

Al fondo, obras de Abel Dávila y María José Pastor











A la izquierda acuarelas de Susana Benet.

Fotografía inferior, obras de Julio Lemos,  Laura Molina y Maribel Longueira



"Azules" de Amalia Martínez, en la foto Juan Luis Bedins, escritor.










Fotografía de la izquierda obras de María José
Pastor.



























Colección Rojo Tango, de Mila Villanueva , Cándido Solaz y Orlando Figueiredo.
















Fotografía supeior: Amalia Martínez, Abel Dávila

Daniela Pino, Raul Fortes Mila Villanueva, Dolores

Solís y Josep Micó.

La obras estarán expuestas un par de meses hasta finales de abril.



En La Lola: Subida al Toledano nº 8.


Que las disfrutéis....!

El sentimiento de la Realidad

 



Presentado por Gloria de Frutos se celebró el pasado 17 de diciembre de 2011 el Recital: El Sentimiento de la Realidad.








Os dejo poemas de algunos de los participantes:

















La Realidad

Desnudar la realidad.
Traspasar sus rasgos, descarnarla.
Soñarla trascendida.
Adentrarse en los indicios.
Imaginar la fuente, el río posible
por las matas de juncos
que, aquí y allá, emergen en las cuestas.

¿Por qué decimos
que eso es una incauta idealidad?
Es, simplemente, mirar de otra manera
y, sabiendo la vida, recrearla.
¡Infancia madurada!

(Antonio Herrera)


La higuera estéril:

Y no era tiempo de higos
maldijo una higuera por no darle su fruto
y no era tiempo de higos.

¿Se le puede exigir a la savia dormida
que se adense y se endulce y se encarne
para que El sacie su hambre o su capricho,
si no es su tiempo, si no puede desobedecer
el orden circular que la sustenta?

Arbitrario, le exige su tributo
soberbio, le impone que rompa
una orden más antigua que la suya,
y por negarse la condena
a la estirilidad.

¿Qué consolará sus pobre ramas desconcertadas
cuando llegue agosto y reclame su cosecha
y se estremezca y ya no pueda?

¿Quién le explicará que nunca más
el aire acariciará entre el áspero terciopelo de sus hojas
el terno péndulo de morado intenso?

Ya no verá la tibia got de azúcar resbalarse
y brillar por la herida de su carne abierta
entre los dedos del caminante que se detenga
bajo su sombra el próximo verano.
Ni sentirá el ruido sordo
que hace al caer el higo maduro sobre la tierra.

Nadie se embriagará al atardecer con el aroma intenso
que envuelve como una alfombra mullida
y alimenta la razón de pájaros felices.

No era tiempo de higos. La tiranía de los dioses
no se entretiene solamente con el circo de los hombres,
también abate la inocencia de una higuera.

Así el deseo. Se alza ávido como un dios impaciente
y pide fruto
que no puede nacer porque aún no es su tiempo,
porque sólo es marzo,
porque no es agosto todavía.

Elena Escribano

Un haibun en unidad con Todo.

Mientras en la cocina voy pelando las patatas, (manzanas de la tierra como dicen los franceses), aunque más humildes, nunca fueron causa de tentación, ni tampoco de pleitos, (como las lentejas), un poco de tierra se introduce entre mis uñas. Y pienso en las manos que sembraron, y las que recogieron y las que transportaron las patatas al supermercado y en las manos de la cajera (del supermercado) metiéndolas en una bolsa y en mi propias manos, aquí y ahora.Y mientras crepita la sal, con el aceite en la sartén, reparo en mi delantal verde, (una amiga me lo trajo como recuerdo de Italia) y rememoro la sonrisa de la amiga. Tiene pintados unos spaguettis..Spaguettis! pienso, y dirijo una mirada a mi botecito de cristal con spaguettis de colorines, y pienso en las manos que tallaron el vidrio, en las manos que amasaron la pasta y en las manos que recogieron los huevos para mezclar con la pasta y en las manos que alimentaron a las gallinas que pusieron los huevos…
Ya picadas dejo las patatas sobre el aceite, el aceite....los olivos....la oración en el Huerto, los aceituneros de Jaén que cantaba el poeta el verde esmeralda del mar en Varadero......el olivo de mi casa lejana junto al pozo...las aceitunas negras que a veces mi vecina me trae cuando va al campo...el negro de la noche que se acerca....
Una llave se desliza en la cerradura de al lado, llora un niño en el piso de arriba, una gaviota, despistada, traza círculos sobrevolando el patio, me mira, levanta el vuelo, la luz va cayendo sobre la mesa, sobre las patatas, sobre mis manos.....y entonces pienso...cómo puedo creer que estoy sola?
-
En la cocina
pelando patatas
comunión.

Mila Villanueva














Dónde no llegará la luz del sol;
dime si aquí no existe todo lo que deseas,
esa pequeña espuela rubia
de claridad que separada de su fuente
recoja
algunos árboles de invierno para tu antigua casa.

Qué vengativa tentación
cuando recuerdas
aquellas dimensiones que recorren
ese otro entendimiento de ser hombre
y como abre para ti un rastro complicado
bajo la superficie de la luna
que deletrea
el sueño intemporal de las polillas.

Quién alzará su propia muerte
desde el paréntesis
de este mundo de cristal
para tomar la forma de una mano desnuda
que busque peces bajo el hielo,
la raspadura de un minuto
o esa pequeña herida que sana sin saberse herida.

Rafael Correcher













El endemoniado.

Vino el mal y calzó perfectamente
en mí
como una perversa lucidez.

Mis ojos vieron como se desata
el rencor
en todas las cosas. Todo
se tuerce
como la boca de la gente, o se agesta
o se va de uno. Se van
la cuchara de mi mesa, mi mesa, mi casa
las calles la ciudad, mi patria
y quedo yo solo
cada día cerca de los cerdos, abrazado
a esta piedra/ que no ama.

Por eso lloro y me revuelvo ante Ti. Dame
de tu infinito aire de salud.
Cúrame,
pero no totalmente
déjame un pelo del demonio en la mirada
el mundo
merece sospecha
siempre.

Poema de Jose Watanabe leído por Sara Juárez.
No hay vida fuera de la gratitud. La gratitud es el ser y el ser es la gratitud, pero para vivirlo así es necesario ver primero que el ser está vacío
por completo de sí mismo,y que esa vacuidad es lo que lo constituye incluso en el orden de su existencia empírica donde todo ente se reduce a una serie de apariencias cambiantes, de cualidades carentes de la totalidad, del organismo vivo al que
llamamos cosmos. No es que el ser merezca gratitud por
parte de quienes lo han recibido con el nacimiento sino que el ser no es otra cosa en el ámbito de su experiencia, más que perfecta gratitud, precisamente porque es uno e idéntico a sí mismo en cada uno de sus modos y casos. Nada tenemos con tener el ser, como nada tiene el océano con tenerse a sí mismo desde siempre.
Pero mirad: aquí, en vosotros se levanta la ola en cuya cima baña el sol sus guedejas deslumbrantes, salta el pez orgulloso, ejecuta el cardumen su ballet sincopado, una gaviota roba su presa y la levanta al cielo. Vuelan unos, nadan otros, corren aquellos sin salirse de lo suyo. No hay vida fuera de la gratitud. Si todavía buscarais los motivos, os habéis salido de vosotros y os estáis buscando, buena suerte. La gratitud es el ser y el ser es la gratitud.

Vicente Gallego de "Cuaderno de Brotes"





El Recital finalizó con un concierto de cuencos tibetanos que nos regalaron Pepe Lanau y Miguel Moya.Esperamos poder repetir una experiencia tan enriquecedora.

En la foto superior de izquierda a derecha: Antonio Herrera, Vicente Gallego, Gloria de Frutos, Mila Villanueva, María José Pastor, Pepe Lanau, Elena Escribano, Miguel Moya, Sara Juárez y Rafael Correcher.

Las fotos fueron amablemente cedidas por
la SGAE.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Feliz Navidad

Aquella diminuta espuela rubia
de claridad,
tan lejos de su fuente,
refleja
sobre el cristal de la ventana
algunos árboles de invierno;
yo me pregunto cómo se abre paso
-hilo sin huesos
que deletrea
la quebrada ilusión de las polillas-
desde el paréntesis
de ese otro mundo sin raíces
que cubre el sueño de ser rastro,
y cómo toma en mi la fuerza
de una mano desnuda
que reclama su plata bajo el hielo,
la raspadura de un minuto
que ya di por perdido
o esa herida tan simple
que sana sin saberse herida.

sábado 24 de diciembre de 2011


Felicitaciones de Cándido y Mila



Primera publicación con el sello de Concilyarte


Con haikus de Orlando Jorge Figueiredo y Mila Villanueva, en lengua portuguesa y castellana, Luz de Agosto es el primer libro editado con el sello Concilyarte. Fue presentado el pasado 22 de Octubre en el salón de actos del Museo de la Ciudad de Valencia por Enrique Linares.



















Toda la noche

ando en vela

por la luz de tus ojos.

"...Nada más leí el borrador de "la Luz de Agosto", enseguida noté que estos dos autores intentaban realizar un viaje alrededor del haiku, un viaje por sus zonas limítrofes: Mila soltando amarras con sus versos desde el puerto del haiku para aventurarse en libertad por el mar poético u Orlando buscando encontrar la sencillez del poema japonés con una gama de colores muy especial. Y los dos en común: la esencia de captar un instante con muy pocas palabras:



(de Mila)


De la dulce viña

la clara luz de estas uvas.

Lluvia sangrienta.


(de Orlando).


Puro asombro, sencillez y silencio. Aquí y ahora. El haiku invita a abandonar el proceso intelectual de la escritura y nos invita al aprendizaje de la atención, de la observación, de la percepción de lo que nos rodea y que muchas veces pasa desapercibido. Quizá para nosotros poetas occidentales, estaría mejor decir que se trata de un des-aprendizaje de lo que hemos escrito hasta ahora.

Llevo tiempo amenizando recitales de haiku y mi experiencia es la de intentar no crear nada preconcebido. La fuerza vital de encriptar un instante en pocas palabras, en tres versos, hacen que cualquier forma artística que se aune al haiku, igualmente tiene que ser breve concisa y sincera. Sincera como el silencio por estar ahí. Porque el haiku es un "estar" más que un "contemplar" el instante de donde nace el poema. No es un haber vivido el poema sino estar viviendo el instante del poema. Ahí podría radicar lo que muchos opinan sobre este pequeño poema nipón.: el haiku es una vivencia de lo sagrado. Y definimos sagrado como la sensación o mejor la sensibilidad de vibrar y asombrarse con todo lo que en el mundo se manifiesta. Es lo que en Oriente se podría definir como "hacerse uno con el mundo". El hombre no necesita un camino hacia la espiritualidad, está en ella. Lo normal en él es asombrarse por el contacto con el mundo.

Amanece

en las petunias

la primera luz de Abril.

(de Mila)


Es el puro asombro por estar ahí, en ese momento que amanece. No es solo la luz que inunda los versos es contemplar casi con inocencia las petunias con una luz nueva, con ojos nuevos.


José Manuel Martín Portales, un poeta que ha sabido captar muy bien esa esencia especial del poema japonés dice:


"Nada puede decirse...
pero hay que decir la Nada."
"Eso es el haiku" afirma: la excepción a nuestro habitual parloteo de palabras. El haiku, eso que realmente significa que estamos vivos y que astamos atentos al mundo.


Se despereza

el discurso de la luz


en las persianas.

(de Mila)
 
Las aguas corren

por el verde cañaveral.


El graznar de los patos.


(de Orlando)


Silencio en estos dos poemas. Un silencio con la luz de la mañana, un silencio que llena el comienzo del día y otro impregnado de sonidos naturales: corre el agua y el eco del graznar de los patos, que cuando se alejan es como el haiku en su creación: el del asombro casi sagrado ante lo que contemplo, y el posterior, de agradecimiento por haber estado atento en es aquí y ahora. Y estas imágenes solo ser obervan desde el silencio.


En palabras de una amiga argentina que pinta espléndidas pinturas sumi-e, un tipo de arte pictórico japonés:


"En la pintura oriental el Vacío está presente de una forma notoriamente clara, expresado por medio del espacio no pintado, relacionando de esta manera lo visible con lo invisible.

De la misma manera ocurre en el haiku, el Vacío se expresa en el silencio, está presente en lo no dicho, pero esa presencia silenciosa es una presencia dinámica. El haiku surge del silencio y las palabras de un haiku dicen mucho menos que el silencio que las rodea.

A diferencia de otro tipo de poemas en el que el lector es "espectador" de la construcción del poeta, en el haiku hay una invitación al lector a participar. El haiku con su silencio evoca. moviliza, sugiere, coloca al lector en presencia de lo invisible y éste por su parte, siente y complementa haciendo visible lo invisible."



Brilla el verano

en el rojo oscuro


de los geranios.

(de Mila)


En el espejo de la luna


brilla tu imagen.

Es la luz de Agosto.

(de Orlando)


Continúa el viaje de estos dos autores, "separados por un río en una conversación que no acaba", como reza el haiku del buen Santoka: Mila recorriendo con el paso de las estaciones el transcurrir de un amor que llega con la primavera y que habiendo saboreado los versos llenos de momentos se diluye con los fríos del invierno:

El mar y tú

los besos y las olas


salada miel.

(de Mila)
 
Orlando, intentando atrapar los colores que la naturaleza le ofrece para seguir navegando en pocas sílabas. Unos poemas donde la metáfora apoya ese instante que capta el autor. Unos poemas que dejan las puertas a la sugerencia, a sugerir lo que no se dice en los tres veros.



Los peces murmuran


azules las hojas de los árboles

y yo estoy sólo.

(de Orlando)
 
No podemos ignorar en este bello libro las fotografías de Julio Lemos, llenas de la esencia del haiku, y que ilustran ese viaje del que os hablo y que realizan Mila y Orlando, yo creo que con gran éxito y dejando una ruta abierta para el que quiera caminar con tan pocas sílabas.


Os invito a embarcaros en este viaje leyendo, o mejor, saboreando, cada verso en un acto de dejarse llevar por el sentimiento vivido por Mila y Orlando. Y con una nota musical la que aporta la lectura bilingüe de los haiku en castellano y portugués, que personalmente me parece una lengua muy rica en musicalidad.


Termino diciendo que "Luz de Agosto", no es un libro de haiku pero sí un viaje alrededor del haiku."


Enrique Linares.

Queremos dar las gracias a María Barceló que nos brindó el Museo de la Ciudad para presentar nuestra obra, así como a Enrique Linares por su presentación y acompañamiento, a Julio Lemos y Miguel Angel Caballero y a todos los que nos acompañaron.

Mila y Orlando.

Paseo Poético por Chelva en imágenes

Durante el paseo por las calles del barrio de Benacacira en Chelva.























Algunas imágenes proyectadas en la pared de la iglesia para la danza.












Un instante del monólogo de Sara Juarez dentro de la iglesia.









La danza de National Choreographic dentro de la iglesia.















Recital de haikus con la Asociación Otakunomichi




















En el escenario del IVAJ, celebramos el recital de Haikus dentro del ciclo cultural japonés invitados por la Asociación Otakunomichi.

Damos las gracias a Juan Carlos Pérez y a toda la organización.


ALGUNOS HAIKUS DEL RECITAL:


En el mercado
alzada la montaña
de mandarinas.

Mª José Pastor


Sobre la mesa
uvas y moscatel
sabor a besos.

Mila Villanueva



Domingo gris
en la ventana abierta
los pensamientos.
 
Gloria de Frutos
 


Septiembre

sólo

espera

las rosas frías

del

invierno.
 
Francisco Serrano


Tienda de especias.
Me llevo sin pagar
todo el aroma.
 

Susana Benet

 

En la bombilla
ese grillo de luz
relampaguea.
 

Rafael Correcher

Presentación de la Antología PoeMARio en el Club Diario Levante






El diario Levante de Valencia ha recogido en sus páginas digitales la presentación que se hizo de la antología poética PoeMARio el pasado jueves día 20 de octubre.


Algunas fotos del evento.



Fotografía realizada por Abelard Comes






Ana Noguera y Gloria de Frutos


Sara Juarez, Neus Alborch y Nacho Pereda




La sesión fue dirigida por la coordinadora de la antología Mila Villanueva, por el responsable de  la edición Cándido Solaz y por los poetas Rafael Correcher y Antonio Cabrera.