jueves, 30 de enero de 2014

Recital poético de Rafa Correcher presentado por Juan Pablo Zapater

De izda a drecha Mila Villanueva, Juan Pablo Zapater y Rafael Correcher. (Fotografía, María José Pastor)



Bien es sabido que la poesía elige a sus poetas. Se podría decir que es una especie de hechicera que lanza sus conjuros sobre los seres más diversos y sin piedad los transforma en sumisos servidores de la palabra para el resto de sus vidas. Me temo que con Rafael Correcher debió acontecer algo así. No sé a qué edad, ni en qué lugar o circunstancia ocurrió, pero estoy seguro de que así fue. Y lo digo tan claro porque, conociendo a este hombre que hoy tengo a mi lado, me cuesta pensar en él consagrando sus días a otra religión distinta que no sea la propagadora de esa vocación poética que su alma rezuma por los cuatro costados.
Rafael Correcher no tiene quien le escriba, se basta y se sobra él solo para escribirse desde que hace ya tiempo pasó por ese magnífico taller de artesanía poética, Polimnia 222, que dirige con mano de hierro Elena Escribano. En sus sesiones perfeccionó la técnica, halló su auténtica voz y se convirtió en un especialista en la talla de esos diamantes luminosos, multifacéticos y de gran pureza que acaban siendo cada uno de sus poemas.
Con su primer libro conocido, El azul de los lápices, tuvo la ocasión de alzarse con el VI Premio de poesía César Simón que, dicho sea de paso, alcanza con cada edición un mayor prestigio en el panorama poético de nuestro país. Eso fue en el año 2008 y su inmediata publicación, pocos meses después, colocó a Correcher en boca de todos, como autor revelación de aquel momento dentro del horizonte literario valenciano.
El azul de los lápices es un libro impropio de un autor que comienza su andadura, un poco tardíamente eso sí, por los arduos caminos de la poesía. Y lo es porque resulta muy difícil toparse con un nombre prácticamente desconocido y que a la vez sea el responsable directo de una obra literariamente tan bien acabada. Son esos extraños casos con los que nos sorprende el mundo de la creación. Igual que ocurre con esos psicópatas que todos tenemos por buenas personas y un día se revelan capaces de las acciones más abyectas, también aparecen por el contrario esos seres que nadie considera excepcionales e inesperadamente, sin llamar demasiado la atención, nos regalan en forma de arte toda la genialidad que llevan dentro. Así funciona Rafael Correcher, con la humildad de quien sabe de su valía pero no alardea jamás públicamente de ella.
Su libro, El azul de los lápices, comienza con tres citas muy significativas que podrían ser consideradas como una triple declaración de intenciones:
Una de Italo Calvino: “Sólo después de haber conocido la superficie de las cosas, se puede uno animar a buscar lo que hay debajo. Pero la superficie de las cosas es inagotable”.
Otra de Thomas Mann: “La dicha del escritor es su posibilidad de transformar la idea enteramente en sentimiento; el sentimiento, totalmente en idea”.
Y la tercera, un fragmento del poema “Ilusos los Ulises” de Ángel González:
“Nadie ha sido capaz
-ni aun los que han muerto-
de destejer la trama
de los días.”
A través de estas citas Correcher parece establecer, antes de
invitarnos a cruzar el umbral de sus poemas, cuáles van a ser las reglas del juego.

(....)

Decíamos hace un instante que existe un segundo libro todavía no editado de Rafael Correcher,
titulado El nadador nocturno, el cual algunos hemos tenido la suerte de poder leer y disfrutar
hasta dos veces. En una primera versión, que conocimos hace ya cierto tiempo y de la que el poeta
no estaba plenamente convencido, y en una segunda entrega, que supera sin ninguna duda la anterior,
postulándose como uno de los poemarios inéditos por mí leídos que, en razón a su calidad, con más
urgencia están reclamando la oportunidad de verse publicados.

El nadador nocturno, título alegórico que inevitablemente recuerda al del cuento clásico de John
Cheever, El nadador, llevado al cine a través del emblemático film protagonizado en un papel
arriesgadísimo por el actor Burt Lancaster a la edad de 52 años -curiosamente la misma que cumplirá
este año nuestro poeta-, es un poemario que, si bien guarda alguna suerte de paralelismo con la
película (un intenso espíritu de búsqueda e indagación en las heridas propias y ajenas), no puede
ni debe ser considerado en modo alguno como una reinterpretación poética del conocido relato del
autor norteamericano. El nadador nocturno de Correcher avanza, no de piscina en piscina, sino de
poema en poema y lo hace con una elegancia que le da a su recorrido una especial singularidad,
tanto cuando se mantiene a flote en la superficie de las aguas de la realidad, como cuando se
atreve a bucear en la profundidad de las aguas de la conciencia.

En la primera de las tres partes de este libro -tres parece ser el número mágico escogido para
ordenar sus obras por Rafael-, titulada La punta de los dedos, se incide en algo que el autor ya
apuntaba levemente en ciertos momentos de su escritura anterior: la metapoesía. Así la propia cita
del escritor portugués Carlos de Oliveira, que inaugura el libro, resulta significativa:
“Y tan pronto como sus vuelos; anteriores a la escritura; las precipitan en el papel, se comienza a
escribir”
Con esta invocación a las palabras, Correcher comienza a revelarnos una de sus preocupaciones
principales: la posición del poeta ante la página en blanco. De esa manera, textos como los
llamados precisamente Palabras, Matizaciones, Arte poética, o Taller de poesía,  van sucediéndose 
y reflexionando de forma discontinua  y  natural  sobre  el  propio  hecho  de  la  creación
poéticasus misteriosos orígenes, sus fugaces apariciones o sus repetidos e inesperados abandonos: Nunca son tus palabras / precisamente dóciles, / se quejan en silencio como madera vieja.
También se aborda en esta sección el tema de la herencia del tiempo, de la importancia absoluta de los recuerdos, que son destellos vivos y acogedores del pasado en el a veces menos vivo y acogedor presente, como se dice en este fragmento del poema Insomnio: Entonces recordé /cuando era un niño, / en el bosque jugábamos / hasta la madrugada, / los pies descalzos / sobre la tierra. / Ahora hace frío / y ya oscurece; / un pájaro / se refugió en la cañería. / Dadme alguna palabra / en la que pueda descansar. / Estoy aquí. / El tiempo se quebró como una rama.
O en este otro fragmento, del precioso poema Plaza vacía: Son mis recuerdos y los tuyos, / a salvo hoy de la memoria, / los que caminan junto a mí; / acotaciones en un libro / dispuesto sin querer entre los bancos / tan amigables de la plaza.
Algunos poemas inspirados en la memoria de viajes ocasionales y en la contemplación meditativa de escenarios cotidianos o callejeros, completan esta primera parte del libro, que incluye también un precioso homenaje al cuadro de Johannes Vermeer, La joven de la perla, también conocido como La Mona Lisa holandesa o La Mona Lisa del norte, que espero sea leído en el transcurso de este acto.
El tono de la segunda parte de El nadador nocturno, acotada bajo el título común de Con el agua al cuello, aquilata todavía más el mensaje de los poemas hasta llevarlos a la concisión extrema -en ocasiones dos únicos versos- que no les restan ni un ápice de intensidad o belleza. Tómese como ejemplo el titulado Humo: El humo dignifica, / bajo su propia sombra, / un afán indeciso de ser nube.
Textos breves y profundos, de factura impecable, tan limpios como un cristal recién lavado, van desdoblándose en muy diversos temas: desde la asunción de la soledad en la estación valenciana del Cabanyal o el reproche directo hacia la pasividad de Dios a través de una oración que más bien podría ser calificada de contra-oración, hasta la equiparación intelectual de la compleja vida humana con la existencia simple de algunos animales, como los peces o los caballos. Pero esa variedad elegida en los asuntos poéticos no esconde la unidad del mensaje último que nos transmite Correcher, un mensaje lleno de perplejo dolor ante la lenta pérdida de todo aquello que una vez creyó suyo para siempre.
El canto descriptivo de la enfermedad de su madre en el poema Horses, o los versos dedicados a la ciudad última de los muertos en Fotografía en una lápida, son claros paradigmas de ese destino inevitable que también existe y acaba siendo capítulo final de ese sueño que cada día nos aprestamos a vivir, como si fuera eterno.
En la tercera y última sección del libro, Algunas luces, amparada entre otros textos que inciden nuevamente en la mención de instantes y lugares que dejaron huella en el poeta, reaparece su obsesión por encontrar una explicación suficiente, aunque sea improvisada, que le dé sentido a la vida. La palabra “casa” se convierte en hilo conductor y en una sólida referencia donde poder anclar la humana inquietud cuando todo da vueltas alrededor nuestro, sin en ningún momento detenerse. En ese hogar reconocible, con sus virtudes y con sus defectos, en esas habitaciones y jardín privados, reside un aroma a salvación que no hallaremos en otra parte del mundo. Pero esa salvación, como todas, tiene un precio que no es otro que el de la renuncia a tantas y tantas cosas, incluso a los propios deseos y recuerdos. Así, en el poema titulado Evocación, el autor nos dice: Si dejas que el abrigo cálido / de los recuerdos / te rompa / el corazón en dos mitades / verás / su reverberación / en todas las paredes de tu casa.
Una escritura autoexigente la que practica Rafael Correcher, en la cual se muestra a un tiempo como maestro y discípulo de sus propios pronunciamientos poéticos. Textos livianos, pero extraordinariamente reflexivos, de temperamento oriental y elaborada cadencia, limpios, como antes he dicho, igual que un cristal recién lavado con el agua clara de la misteriosa sencillez.
Hace muy pocas fechas me llegó la noticia de la reciente publicación de un ensayo titulado “La utilidad de lo inútil”, del que es responsable el filósofo y profesor de literatura italiano Nuccio Ordine. La tesis central del libro puede ser resumida en la idea de que la literatura, la filosofía y otros saberes humanísticos no son inútiles, como cabría deducir de su progresivo destierro en los planes educativos de los países desarrollados. Por el contrario, esos saberes son imprescindibles y el propio hecho de que resulten inmunes a toda aspiración al beneficio constituye una forma de resistencia a los egoísmos del presente, un antídoto contra la barbarie de lo útil. Todo esto lo sabe Rafael Correcher, por eso defiende la poesía como una forma de vida,
como una religión individual y a la vez compartida con todos los que la escriben y todos los que la leen. Y por eso, y por el aprecio enorme que le tengo como artista y como amigo, lo bauticé un día con el sobrenombre de “el pequeño buda”. Ahora os dejo con él, para que a través de sus versos os transmita esta tarde una parte esencial de su humilde sabiduría.

                                                                                                       Juan Pablo Zapater.

martes, 14 de enero de 2014

Presentación poemario Mirada a una mirada de Antonio M. Herrera



Concilyarte os invita a un evento muy especial.

La presentación del poemario homenaje al pintor Salvador R. Bronchú.

Autor: Antonio M.Herrera
(Vicepresidente de la Asociaión de vecinos y republicanos "Antonio Machado" de Rocafort.)

Con exposición de algunas obras del pintor y la presencia de sus hijos, Enrique y Salvador (Presidente de la Asociación de acuarelistas españoles).

Varios pintores de prestigio acudirán también al evento.

lunes, 13 de enero de 2014

Reseña presentación: Un fragmento de eternidad

Mila Villanueva y Jaime Siles. Fotogarfía Mª José Pastor.

El pasado jueves 9 de enero el salón de la sociedad de autores y editores (SGAE) de Valencia acogió la presentación en sociedad del nuevo poemario en solitario del poeta de Sagunto Gregorio Muelas, el acto fue organizado por la asociación Concilyarte.
A partir de las 19 horas de la tarde comenzó a congregarse un número considerable de personas para asistir al evento, entre los asistentes se encontraban personalidades ilustres de la cultura valenciana como por ejemplo: la diputada y escritora Ana Noguera, el catedrático de Biología y rapsoda Miguel García Casas, el editor Ricardo Llopesa, el director de la institución Alfonso el Magnánimo Ricardo Bellveser y los poetas Blas Muñoz Pizarro, Gloria de Frutos, Rafa Correcher o Isabel Alamar entre otros. La expectación era máxima ya que casi cuatro años después de haber publicado Aunque me borre el tiempo (Ed. Círculo Rojo. 2010) Gregorio Muelas, una de las voces poéticas más emergentes de la Comunidad Valenciana presentaba su nuevo y esperado poemario en solitario.
Mila Villanueva, poeta, difusora cultural y presidente de la asociación cultural Concilyarte fue la encargada de conducir la gala y con la rigurosidad que le caracteriza presentó a los ilustres acompañantes de Gregorio Muelas que no eran otros que los poetas Rafael Coloma y Jaime Siles. Coloma es el autor del prólogo de Un fragmento de eternidad cuyo contenido leyó ilustrando a los presentes, en el que confesó haberse sentido atraído, tras la lectura del libro -y cito textualmente- por “la neta parquedad de su lenguaje”. Jaime Siles, referente literario y amigo del autor, ensalzó y valoró el interés por la métrica en un autor nacido en el año 1977 además de reconocer otras virtudes como la de elaborar poemas breves con una sonoridad asonante casi imperceptible, terreno donde el coautor de Cuando la aurora le hable al Tiempo (Ed. Círculo Rojo. 2011) se expresa con magistral destreza.
Gregorio Muelas dio lectura a algunos de los poemas del libro, como por ejemplo:Génesis, Refutación a Adorno, Hoy o La Nada, sonetos clásicos, sonetos blancos, Rima Jotabé, verso libre, diferentes técnicas literarias abordadas con la misma destreza que dan buena cuenta del criterio lírico y talento literario del autor deRosas y ortigas.
El cantautor y guitarrista cubano Ernesto Urra deleitó al público asistente con intervenciones musicales a voz y guitarra en directo que contrastaban con la lectura de poemas y como colofón a la presentación terminó ofreciendo una canción cuya letra corresponde al primer poema contenido en el libro Preludio, un privilegio que no todos los poetas tienen  la suerte de tener.
Al finalizar el acto y como es costumbre en este tipo de eventos, el autor tuvo la gentileza de firmar los libros que el público asistente adquirió allí mismo.
Próximamente Un fragmento de eternidad será presentado en el emblemático restaurante Chez Lyon de Valencia y en la Biblioteca Pública de Sagunto, eventos para los que deseo a Gregorio Muelas toda la suerte que merece ya que desde hace tiempo su poética viene siendo uno de los baluartes más estimulantes y con más proyección de los poetas de su generación.
                                                                  José Antonio Olmedo López-Amor



                             
                     

viernes, 10 de enero de 2014

Recital poético a cargo de Rafael Correcher presentado por Juan Pablo Zapater



No os podéis perder este recital de nuestro buen amigo y colaborador, Rafael Correcher, autor de "El azul de los lápices"

Lunes día 20 en el salón de Actos de la SGAE.

Os esperamos!!


sábado, 4 de enero de 2014

Recital-homenaje poético de Elena Escribano

De izquierda a derecha: Pilar Verdú, Mila Villanueva,  Elena Escribano y Juan Pablo Zapater. (Fotografía: María José Pastor)


Cuando diseñamos esta presentación, se decidió que Juan Pablo Zapater analizara la poesía de Elena Escribano (nadie mejor que un poeta para estudiar a otro) y yo me encargara de la parte personal. En realidad esta es una separación pedagógica. De pedagogía sabe Elena mucho, porque además de profesora de poesía me enorgullezco en decirles que compartimos profesión porque era, hasta su reciente jubilación, catedrática en un instituto público, como lo fueron dos poetas que nos unen: Machado y Gerardo Diego. Elena tiene el don de transmitir lo que sabe-y sabe mucho-de una manera tan atractiva, tan ordenada, tan sugerente, que cuando asisto a sus clases disfruto no sólo con lo que aprendo sino con lo que aprendo a enseñar. Y te lo transmite con todo el cuerpo: si nos tenemos que subir a una silla para explicar el esperpento, nos subimos. Porque su vivencia de la literatura no es cerebral, es orgánica, física. Ella no llegó a la literatura: creció en ella, con ella, por y para ella. Pero no es de la Elena-profesora de la que hablaré hoy, sino, como decía antes, de la Elena-persona, que en realidad no se puede separar de la ElenaPoeta, porque, querida, “Poesía eres tú”.

 Ella vive la literatura con la pasión que le caracteriza en general. De hecho, esa es la palabra que yo elegiría para describirla: Pasión. Cuando elegí esta palabra para ella, pensé que sería un bonito juego preguntar a algunos de nuestros amigos poetas cuál escogerían ellos. Y fuimos todos en una línea similar: Juan Pablo Zapater eligió “vocación”, refiriéndose tanto a la faceta docente a la que aludía antes, como a la de poeta. Añadió “Piedra, por resistencia y contundencia vital”, porque Elena es una mujer firme que sabe hacerle frente a la adversidad como ya nos ha tenido que demostrar alguna vez. Vicente Gallego eligió “entusiasmo: eso es pura Elena de cabo a rabo”. Ada Salas, tan contenida en sus palabras, se desató en cambio con esta musa y la definió con su tino habitual: “Elena para mí es un concentrado de tantas de las mejores cosas de esta vida: fuerza, ánimo, imaginación, generosidad, alegría.”

Pilar Verdú.


 

miércoles, 1 de enero de 2014

Presentación "Un fragmento de eternidad" de Gregorio Muelas

Foto: Comparto un fragmento de eternidad de mi nuevo poemario, espero que os guste:

LAMENTO 

(A Henryk Gorecki)

En el brocal de la noche un canto   
rompe el largo silencio.   

Una madre con lágrimas en los labios
busca a su querido hijo  
¿dónde has ido?

Yace sepultado en tierra impura,   
bajo el peso de la inquina
y unas flores amarillas.

¿Se puede dormir feliz en la tierra?   
El olvido necesita mucho ruido.
Oh música caliza.


El próximo lunes nueve de Enero presentaremos en el salón de actos de la SGAE, Blanquerías 6, (Valencia)
el nuevo poemario se Gregorio Muelas, acompañado de su prologuista Rafael Coloma y su mentor Jaime Siles.

A las 19.30 horas.

Os esperamos...!!!!