viernes, 4 de abril de 2014

Poema de Antonio Praena recitado el 12 de marzo en el Aula de la Llotgeta. Celebración del día de la mujer



Antonio Praena, Mila Villanueva y Gloria de Frutos


 VOLVER

… pero has sobrevivido a los poemas
del libro en el que fuiste personaje.
Como era de esperar,
la vida es diferente a las palabras
y, ahora que lo sé, sólo deseo
que acabe este viaje por el norte
de Europa para estar junto a vosotros.

En un mercado de Oslo te he comprado
un bolso de diseño y a Emmanuel
la nueva camiseta de Cristiano
Ronaldo. Supongo que es su talla.
Habrá crecido mucho. Se me parten
los huesos impacientes por tenerlo
de nuevo entre mis brazos. Que me diga
«te quiero», como sólo él lo pronuncia,
y ponga en mi mirada espuma virgen
nacida de sus dos ojos marinos.

Querida hermana mía: ha regresado
de nuevo la esperanza. Ya no sueño
con coágulos de sangre en las paredes
del metro Charing Cross por calle Oxford.
No he vuelto a herirme más. Son sólo uno
los hombres que ahora soy y el que no he sido.

En el trabajo bien. Tan sólo libros viejos.
Hace un par de semanas abrí uno
que con ingenuidad enumeraba
las siete en tinta roja santas obras
de la misericordia corporales:
vestir al desnudo, dar de comer
al hambriento, de beber al sediento,
posada al caminante, visitar
al preso, asistir a los enfermos.
Sepultar a los muertos.
                                        Siete actos
de amor. Me han parecido vanguardistas,
porque, precisamente en siglo roto,
usar infinitivo y complementos
tan simples se convierte en una forma
de pura transgresión.

Transgredo. No me importo. No te asombres
si el hombre que desciende del avión
no se parece a mí: cuando te abrace
sabrás muy bien quién soy. Traigo de lejos
las cosas que estuvieron siempre cerca:
la vida que me disteis, el amor
que sólo los hambrientos, los sedientos, los desnudos,
los presos, los enfermos, los errantes
y muertos recibimos como amor.

Querida hermana mía: así es la vida.
¡Qué bien pueden decir las frases hechas
los misterios del hombre!
                                             El porvenir
que juntos aguardamos, el mañana,
que nunca amanecía, empieza hoy:

lo llevas de tu mano en este instante:
es rubio, ojos azules, 4 años,
y espera a que descienda del avión
el hombre que jamás dejó Granada.


Una bella celebración a la que Praena dió su especial "toque de gracia"

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