El título de esta charla nació de este
proyecto. Un día se me ofreció como un regalo cuando ya había abandonado los
pensamientos y dejé que se hablaran la medicina y la poesía.
Fue entonces cuando surgió la esperada zona
de transición, la esperada disolución de los límites, el territorio
instersticial entre las células, donde confluyen los líquidos nutricios y los
desechos.
Apareció ante mí la relación que luego
sería el hilo de mis palabras. La muerte celular o quizás las muertes
celulares. La necrosis, la apoptosis y la desdiferenciación y sus
correspondientes correlatos poéticos.
La necrosis celular como proceso irreversible y violento junto a la consideración de sus distintas causas - isquemia, traumatismos, radiaciones ionizantes, sustancias químicas, agentes infecciosos, inmunológicos, alteraciones genéticas- se me ofreció como un proceso colectivo. Se muere una célula sí, pero el agente está actuando también en las células vecinas. Podría decirse que la necrosis tiene un aspecto social y un aspecto político.
Sin la posibilidad de arreglar el mundo,
sin pretensión de ello, la poesía está rozando siempre la sociedad, la
actualidad, lo roza todo.
publicidad subliminal
tapizan día a día las paredes
la íntima del endotelio.
Los productos oxidados erosionan las
membranas
las plaquetas obturan la estrecha luz.
No hay crédito
para familias sumidas en el paro.
El drástico desahucio sigue al trombo
la brusca detención y la necrosis.
En la calle los bártulos se tienden
en un asfalto dolido por la anoxia.
La membrana plasmática de las células
permanece intacta. La célula muerta se elimina rápidamente, antes de que su
contenido se escape, y por lo tanto la muerte celular por esta vía no suscita
una reacción inflamatoria en el entorno.
sino el último toque de materia
en las yemas desnudas y no brota
en el tallo la rama y si la savia
no recorre ya el cauce abandonarse
sobrevolar el cielo mar adentro
con vuelo de gaviota detenerse
sobre el umbral sujeto a la deriva
de la puerta que nos conduce a qué.
Y por último ví el proceso de
desdiferenciación celular en su metafórica relación con la muerte.
Una célula adulta diferenciada en un linaje
específico: piel, hueso etc, ha cambiado sus patrones de expresión génica y ha
silenciado los genes de la pluripotencia. Por diversos procedimientos se puede
obtener la desdiferenciación de las células de modo que vuelvan a su estado embrionario y adquieran de nuevo capacidad para
dar origen a todas las células.
La
desdiferenciación podría considerarse una muerte de la identidad celular. Una
muerte del ego. La indiferenciación en el zen es el estado en el que no hay
fronteras con el exterior. El
ser se organiza como una unidad sistémica con su entorno. El individuo se funde
con el ambiente y no existe el sufrimiento de sentirse separado. La angustia,
la conciencia del individuo es la membrana que le separa de lo demás.
Según Valente hay
en todo individuo una nostalgia originaria de lo informe, la añoranza tal vez
de un estado de fusión anterior al pensamiento lógico de las categorías éticas,
morales y otras no racionales.
Cómo a partir del yo de la frontera
de la definición en la más extrema rama
donde tan sólo el cielo y tú.
Donde eres órgano
de azul y savia que jamás
podría ser un niño.
Donde eres célula de páncreas
destinada al ámbito del páncreas
lecho del vaivén caprichoso de la glucosa.
Donde eres pieza sola
rígido saco con poros pero al fin saco
de angustia magma que te define
y escribe el límite entre el aire
y el hueco oscuro de los sucesos.
Fotografías en tus paredes
y un transitado cable de memoria.
Cómo matar el yo y desleírse
en el agua azucarada del exterior.
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